Desde que apenas levantaba un palmo del suelo le ha visto jugar con tractores y palas «de juguete» y pasar los años sin cambiar de preferencia. Ahora con motivo de la celebración de su Primera Comunión le hemos hecho la sesión de estudio y tengo que decir que se portó de maravilla, pero con la condición de hacerle unas fotos manejando la máquina «de verdad» con la que trabaja su padre. Quedé impresionado de la habilidad con la que maneja algo nada sencillo para cualquier adulto y, sobre todo, de la ilusión que se le reflejaba en su rostro. Os dejo unas imágenes de Juan que espero le recuerden con cariño esta etapa.
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