No hay nada como una sesión fotográfica en el estudio para conocer a alguien. En el retrato, como fotógrafo, intento captar lo mejor que sé la belleza física. A veces adornada con los vestidos, maquillajes, peinados, joyas, o con los looks oportunos. Otras sin nada que distorsione la persona, tal cual es, a flor de piel. Pero también me adentro y descubro a veces timidez, a veces determinación, y muchos otros sentimientos que influyen en el resultado de la imagen final. Es el valor añadido que las hace interesantes para que no sólo sean unas meras fotografías sino algo más y que valoran quien lo sabe apreciar. Aida me ha sorprendido gratamente con una seguridad y una belleza interior que se ve reflejada en las imágenes. Solo se trataba de una primera prueba para valorar distintos registros y aquí os dejo una pequeña muestra. Fantástica Aida.
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